Ser joven es sinónimo de libertad, energía, voluntad, inquietud y fuerza, virtudes para sacar adelante este país. Es por eso que está en las organizaciones educativas y de la sociedad civil el compromiso de potenciar estas habilidades en favor de mejorar las condiciones de las poblaciones más vulnerables. En Nutre a un Niño lo sabemos y nos comprometemos con los jóvenes para crear un espacio de bien común a través del servicio social.

Somos una institución sin fines de lucro, trabajamos en comunidades rurales en situación de pobreza, acompañándolas a través de proyectos que encaminan su desarrollo social, económico y ambiental para la mejora del estado de nutrición infantil. Tenemos un modelo de atención en donde abordamos la desnutrición de una manera integral desde las acciones emergentes hasta las preventivas creando hogares saludables en donde las familias tienen herramientas con las que pueden generar sus propios recursos así mismo sus familias puedan obtener lo necesario para lograr un óptimo desarrollo de sus hijos.

Nuestra labor no sería posible sin la participación social, eje fundamental de nuestro modelo de atención, vinculamos alumnos universitarios en diversos proyectos de salud, higiene, educación y por supuesto nutrición. Durante cada jornada los alumnos se encuentran con la oportunidad de encontrar su vocación, poner en práctica sus saberes de una manera organizada en contextos reales con problemas reales. Nos hemos encontrado con alumnos que poco a poco se apropian de la causa, al principio analíticos, críticos y conscientes y poco a poco toman un papel más activo, sensible y empático, logrando detonar su creatividad, poniendo a prueba su capacidad de cooperación y trabajo en equipo. El servicio social es una oportunidad para descubrirte, para conocer de lo que eres capaz de lograr, para enfrentar tus miedos y conocer una realidad que nos acerca y nos motiva para actuar desde nuestro sentido de unión.

En alianza con el Tecnológico de Monterrey, Campus Santa fe, CDMX, nos vinculamos a través de distintos programas, servicio social, vinculación con la academia y voluntariado. Como resultado de este lazo hemos logrado fortalecer nuestras jornadas mensuales en nuestras comunidades atendidas. En lo que va del presente año, 2018, se construyeron de 37 huertos de traspatio y 37 camas de lombricomposta a cargo de 378 alumnos en tres jornadas extraordinarias.

Gracias a la fuerza de los jóvenes logramos cumplir con nuestras metas, logramos conocer nuestras fortalezas y debilidades, nuestras comunidades tienen una visión distinta y por un momento las diferencias desaparecen. Nos encontramos ante la posibilidad de cambiar el futuro de miles de niños y los jóvenes son el motor que nos permite que esto sea una realidad.

Tu puedes ser parte de este cambio.